Los Warriors vencieron en el Staples Center y se redimieron de su derrota en Navidad. LeBron James continúa de baja desde aquel partido.
Se especuló con que LeBron James, justo en el partido que podía servir -y sirvió- de revancha para los Warriors, podría volver a jugar ante los Warriors. Lleva de baja desde Navidad, justo cuando los Lakers asaltaron el Oracle Arena a pesar de la lesión del ’23’. Un mes después es Golden State el que sonríe en territorio enemigo, quien sabe si de uno de sus grandes rivales cuando llegue la postemporada.
Klay Thompson hizo historia de nuevo desde el triple. Esta temporada ha batido el récord de lanzamientos de tres puntos anotados en un solo partido, 14, y en este encuentro batió la marca de más triples metidos sin fallo para comenzar un partido: 10/10. Acabó con uno más, el que falló (11), pero iguala el mejor registro de la historia de la NBA en este sentido. Y con efectividad: 44 puntos en 27 minutos.
El encuentro comenzó con Thompson engrasando la muñeca desde bien pronto. Le respondía Brandon Ingram con tres buenas jugadas que igualaban el marcador. El jugueteo por dentro de la zona también parecía parejo. Tuvo que tomar el balón Kevin Durant para circular y convertir, lo que llevó a los Warriors a escaparse en el electrónico en el segundo periodo ya sin remedio por parte local.
Kuzma quería hacer de LeBron, pero tomó demasiada responsabilidad… y tiros. Curry también tomaba posiciones, antes de que llegara el resbalón del que muchos hablan tras el partido, y hacía lo mismo que Durant: asistir para los demás, como para un McKinnie que acertaba con dos seguidos desde el perímetro, y anotar por él mismo, desde fuera y también yéndose hacia dentro.
Nada más comenzar la segunda parte Thompson mostraba algo que hacía presagiar otra línea estadística de locura: un triple en contraataque a nueve metros que ponía a los suyos veinte arriba. De esas acciones en las que dices: ‘Hoy le entra todo a este chico’. Y así fue. Diez seguidos hasta que, casi al tercer día, falló. Un espectáculo que el Staples mira muy de cerca, recordando el pasado de su padre en el equipo y que él termina contrato este verano.
No hubo más partido, lo finiquitó él. Los Warriors se fueron hasta los 30 de distancia y luego bajaron revoluciones para terminar venciendo por 19 en una de las canchas más difíciles. 111-130 ante unos Lakers en cuadro, eso sí (tampoco tienen a Ball y Rondo), para continuar al frente de la Conferencia Oeste y dar otro aviso a sus competidores: el que la hace, la paga.