25+8+8 del esloveno, que lleva cinco partidos seguidos con al menos 25 puntos, pero dura derrota de unos Mavs que llegaron a ganar por 19.
Gregg Popovich, nada menos, dijo antes del partido que Luka Doncic es «un jugador maravilloso«. Y el base esloveno (flanqueado por dos mitos del baloncesto europeo como Dirk Nowitzki y Pau Gasol, 8 puntos entre los dos) ayudó a que, al menos por esta noche (ni parece que vaya a pasar en un futuro próximo) el mítico entrenador no vaya a cambiar su opinión del que será Rookie del Año y, tal vez, all star ya en su primera temporada. A más de un mes todavía de cumplir 20 años, Doncic se ha convertido en el primer novato desde Stephen Curry (temporada 2019-10) con cinco partidos seguidos de al menos 25 puntos. El último, un impecable 25+8+8 con solo 2 pérdidas y un 10/21 en tiros (3/9 en triples) que no evitó un disgusto tremendo a su equipo.
Porque los Mavs, aunque soñaron con lo contrario, se están cayendo definitivamente de la carrera por unos playoffs del Oeste que, esa es la realidad, están demasiado caros para un equipo como ellos. Con una plantilla corta, nada sobrada de talento y que acaba de perder a JJ Barea, que estaba dando una chispa esencial que se echó en falta ante los Spurs (101-105) en un partido en el que entre Jalen Brunson y Devin Harris se quedaron en 9 puntos totales. Los Mavericks, que convirtieron su pista en un fortín y basaron ahí su competitividad, están volviendo a unos números más normales como locales y han caído ya a un 20-24 que les deja a cuatro victorias del octavo puesto en una Conferencia salvaje en la que no van a tener muchas oportunidades tan buenas contra la nobleza como la que dejaron escapar en este duelo texano que tenían controlado en el primer tiempo tras un arranque furioso: 17-4 de salida, 35-20 en un primer cuarto en el que anotaron 7 triples, 44-26 ya avanzado el segundo parcial. Los Spurs, que venían de tres derrotas en cuatro partidos, estaban en la lona pero los de Rick Carlisle se quedaron sin fuelle para darles el golpe de gracia.
Los triples les dejaron de entrar a Harrison Barnes (al final 1/8) y Wesley Matthews y la remontada de los Spurs fue más firme que volcánica: progresiva, casi hipnótica, una caza a cámara lenta que se resolvió en los dos últimos minutos, en los que se pasó del 96-96 al 96-101 tras un triple de Bertans y palmeo de LaMarcus Aldridge… entre tres triples fallados por Barnes, Matthews y un Doncic que tampoco pudo esta vez ser decisivo en los últimos instantes. Y los Spurs, desde una desvantaja monstruosa y en una noche en la que entre Aldridge y DeMar Derozan (que selló el triunfo con una suspensión en uno contra uno) se quedaron en 22 puntos con 24 tiros, se llevaron un triunfo de albañilería y basado en la potencia de fuego del banquillo: 43 puntos y 11 triples entre Bertans, Mills y Belinelli.
Los Mavs dejaron escapar una oportunidad de oro. Sus opciones improbables de estar en playoffs pasan por no patinar en partidos como este en los que se regalan una oportunidad perfecta para ganar. Pero seguramente esa no sea su lucha y esa es la realidad. Mientras, Doncic continúa con su campaña de conquista de la NBA y espera esta noche a la última oleada del voto popular para el All Star de Charlotte. Y en una semana, el anuncio oficial de los titulares. Que se pueda permitir pensar en eso es, como el halago de Popovich, el mejor termómetro de hasta qué punto su aterrizaje en la NBA está siendo un estruendo. Aunque los playoffs de este increíble Oeste con una docena de equipos tremendos sean, o tiene toda la pinta, palabras mayores todavía.