El esloveno es el primer rookie con tres canastas para adelantar a su equipo en los últimos dos minutos desde Vince Carter en abril de 1999.
La maldición de los Mavericks fuera de casa enseñaba los dientes. La incapacidad del equipo de Rick Carlisle para cerrrar partidos a domicilio (4-18 ahora), el lastre que amenaza con sacarles definitivamente de la terrorífica carrera por los playoffs del Oeste, sobrevolaba Minneapolis. Allí, los Wolves (vitaminados por Ryan Saundersen su estreno en casa tras el épico triunfo en OKC) habían dado la vuelta a un partido del que parecían a punto de descolgarse tanto en la primera parte (37-51) como en los minutos finales: 95-105 a falta de 5:50. Era, además, un duelo de dos equipos en situación casi idéntica (de hecho ambos están ahora 20-22), que pelean por una caerse de esa violenta lucha por el octavo puesto mientras piensan en lo fácil que lo tendrían si jugaran en la Conferencia Este…
Entonces cargó Karl-Anthony Towns (30+11 y 4 tapones), a un nivel cada vez más alto desde la salida de Jimmy Butler, y el 95-105 se convirtió en un 111-110 a 100 segundos del final. Visto y no visto, la inercia parecía llevar otra vez a la picadora a los Mavs. Y entonces sucedió, sencillamente, Luka Doncic. En uno de esos finales de partido que van más allá de los números y de los titulares constantes que dejamos en la prensa sobre él. Que explican por qué va a ser mucho más que el Novato del Año y por qué su rumbo al All Star Game de Charlotte tiene una incuestionable base deportiva que va más allá del hype y las modas pasajeras. Por qué, en definitiva, esté o no esté en Charlotte va a estar en otros muchos All Star a lo largo de una carrera en la NBA que solo ha consumido 42 partidos. Media temporada recién rebasada.
En esos últimos 100 segundos, Doncic cogió el balón y ganó el partido. Con 19 años y 317 días, la edad exacta con la que Markelle Fultz, el número 1 del draft de 2017 cuya carrera hasta ahora está siendo una pesadilla, se dio una de sus pocas alegrías al ser el jugador más joven en lograr un triple-doble. Doncic se quedó (29+8+12) a dos rebotes de igualarlo a pesar de que pasó por el descanso en 15+7+7. Pero se convirtió en el segundo jugador de menos de 20 años con un partido de al menos 20 puntos, 5 rebotes y 10 asistencias. El otro es LeBron James. Y se convirtió, y así ganó el partido, en el primer rookie con tres canastas para adelantar a a su equipo en el marcador en los últimos dos minutos de un partido desde Vincer Carter (que sigue jugando con 41 años) el 1 de abril de 1999. Por entonces, Doncic acababa de cumplir un mes.
En la secuencia final anotó dos veces superando a Derrick Rose, la primera con una bombita forzada por la derecha (111-112) y la segunda con un mate muy rápido mientras llegaban a la ayuda Gibson y Towns (113-114). Las respuestas de Teague y el propio Gibson, palmeando un error de base, pusieron el 115-114 en los últimos 40 segundos, en los que Doncic pudo ser villano y acabó siendo héroe. Primero falló en el saque de banda tras tiempo muerto: Gibson metió una mano, robó y asistió al rookie Okogie, que no pudo sujetar la posesión en carrera y acabó enviando un pase desesperado a las manos de DeAndre Jordan, que le dio la bola a Doncic. Con 30 segundos por jugar y ya que el propio Okogie bajaba tarde a defender y Towns tardaba en salir a la línea de tres para la ayuda, el base esloveno sencillamente llegó botando, se paró y anotó un triple ligeramente escorado a la derecha. Así de sencillo. Su séptimo punto en esos 100 segundos finales, el tiro ganador porque los Wolves ya no sacaron nada en limpio y Harrison Barnes sentenció desde la línea de personal. Huele a leyenda. Y huele cada vez más a All Star. Porque del Rookie del Año ya ni hay que hablar: lo tiene en el bolsillo con una ventaja sideral sobre cualquiera.
Doncic resolvió una noche que olía a trágica para unos Mavs que, así es el Oeste, vuelven ahora a su pista para recibir seguidos a Warriors y Spurs. El terror. Está victoria da oxígeno en lo colectivo y agiganta con todo merecimiento la narrativa del novato con el que (11 puntos y 4 asistencias en el último cuarto) ya casi nada sorprende. El que tiene a unos Mavs mucho más cerca del octavo del Oeste de lo que dicen la lógica de su propia plantilla (en Minny no jugó Dennis Smith y acabó lesionado Barea) y el terrorífico nivel de la Conferencia salvaje. Una que ahora mismo enviaría como titular al All Star a Luka Doncic, 19 años y 318 días hoy. Y viendo partidos como este todo, la fama, el hype y los titulares, parecen cualquier cosa menos exagerados.